Jaime Senabre.
El impacto de los incendios forestales en sistemas abiertos como la atmósfera se debe a la dispersión de sustancias o partículas liberadas en el momento de la quema y redistribuidas por diferentes mecanismos. La contaminación atmosférica ocasionada por los incendios forestales es debida a los gases y partículas producidos en la combustión de la biomasa forestal. La combustión de la vegetación durante los incendios forestales genera, mayoritariamente CO2 y H2O. Sin embargo, los mayores problemas ambientales ligados a la combustión de las masas forestales no son debidos a la liberación de estos compuestos, sino que son, particularmente importantes, aquellos ligados a la producción de derivados nitrogenados y de monóxido de carbono. También, son considerados como agentes contaminantes las partículas sólidas liberadas en las combustiones secundarias o cuando la oxigenación está limitada.
En general, consideramos dos fases en la combustión de la biomasa forestal, la primera de ellas se corresponde con el avance del frente del fuego, y se caracteriza por la presencia de llama y la emisión de compuestos de elevado grado de oxidación; la segunda fase, tiene lugar una vez que ha pasado el frente del fuego y se caracteriza por la combustión parcial y sin llama, junto a la emisión de un mayor número de partículas sólidas. En esta fase, se generan compuestos de bajo grado de oxidación como N2O, NO y CO, que se han considerado como de mayor interés en la contaminación ambiental.
Durante los incendios, y por la acción del fuego, se van modificando las características ordinarias, tanto del combustible como del comburente. Así pues, se puede pasar de un estado a otro, al tiempo que se producen diferentes reacciones a nivel molecular.
Estos agentes tóxicos de la combustión ejercen una importante acción sobre el organismo. Los componentes y estructura molecular de los gases de combustión, la concentración o dosis recibida y el tiempo de exposición actuarán como moduladores de los efectos sobre la salud del bombero.
Todo apunta a que los Servicios de Bomberos Forestales, en muchas intervenciones, no cuentan con los equipos de protección más adecuados, lo que puede afectar a su estado de salud y a su rendimiento. Por ello, será necesario seguir investigando para evaluar qué medidas correctoras son necesarias para cada situación. De ese modo se podrán establecer procedimientos de actuación y prevención.
En circunstancias nocivas para nuestra salud, debemos abandonar esa actitud irresponsable que nos incita a permanecer en un incendio o a querer recuperarnos en nuestro centro de trabajo, muchas veces obedeciendo a un exceso de compromiso en la tarea, ya que las consecuencias no las tenemos bien calculadas.
En general, consideramos dos fases en la combustión de la biomasa forestal, la primera de ellas se corresponde con el avance del frente del fuego, y se caracteriza por la presencia de llama y la emisión de compuestos de elevado grado de oxidación; la segunda fase, tiene lugar una vez que ha pasado el frente del fuego y se caracteriza por la combustión parcial y sin llama, junto a la emisión de un mayor número de partículas sólidas. En esta fase, se generan compuestos de bajo grado de oxidación como N2O, NO y CO, que se han considerado como de mayor interés en la contaminación ambiental.
Durante los incendios, y por la acción del fuego, se van modificando las características ordinarias, tanto del combustible como del comburente. Así pues, se puede pasar de un estado a otro, al tiempo que se producen diferentes reacciones a nivel molecular.
Estos agentes tóxicos de la combustión ejercen una importante acción sobre el organismo. Los componentes y estructura molecular de los gases de combustión, la concentración o dosis recibida y el tiempo de exposición actuarán como moduladores de los efectos sobre la salud del bombero.
Todo apunta a que los Servicios de Bomberos Forestales, en muchas intervenciones, no cuentan con los equipos de protección más adecuados, lo que puede afectar a su estado de salud y a su rendimiento. Por ello, será necesario seguir investigando para evaluar qué medidas correctoras son necesarias para cada situación. De ese modo se podrán establecer procedimientos de actuación y prevención.
En circunstancias nocivas para nuestra salud, debemos abandonar esa actitud irresponsable que nos incita a permanecer en un incendio o a querer recuperarnos en nuestro centro de trabajo, muchas veces obedeciendo a un exceso de compromiso en la tarea, ya que las consecuencias no las tenemos bien calculadas.